Legislación y Noticias Argentina, 4 de noviembre de 2025
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La Autoevaluación de Riesgos: el corazón del sistema de cumplimiento y la gestión estratégica del riesgo LA/FT

Jorge Paternó | En esta edición, los autores reflexionan sobre la importancia de integrar la autoevaluación al ciclo de toma de decisiones y convertirla en un instrumento para proteger, optimizar y dar resiliencia al modelo de negocio. | 04/11/2025


I. La autoevaluación dejó de ser un requisito: es un activo de gestión

En los últimos años, la autoevaluación de riesgos de lavado de activos y financiamiento del terrorismo (LA/FT) dejó de ser una obligación técnica impuesta por la Unidad de Información Financiera (UIF) para transformarse en una herramienta de gestión de riesgos estratégica.

En un contexto regulatorio que evoluciona y fomenta el enfoque basado en riesgos (EBR), las organizaciones del sistema financiero y del mercado de capitales ya no pueden limitarse a cumplir con la presentación de un informe. La verdadera diferencia hoy la marcan quienes logran integrar la autoevaluación al ciclo de toma de decisiones y convertirla en un instrumento para proteger, optimizar y dar resiliencia a su modelo de negocio.

 

II. Una buena autoevaluación revela el ADN de la organización

La autoevaluación es, en esencia, una radiografía institucional. Muestra cómo la entidad entiende sus riesgos, cómo los prioriza y, sobre todo, cómo los administra.

Un informe de autoevaluación bien diseñado permite responder preguntas que trascienden el compliance:

  •  ¿El modelo de negocio está alineado con el apetito y la tolerancia al riesgo definidos por la dirección?
  •  ¿Dónde están los puntos ciegos de control y los riesgos residuales que podrían comprometer la sostenibilidad?
  •  ¿Los recursos, la tecnología y la cultura de cumplimiento son proporcionales al perfil de riesgo real de la organización?

Cuando estas preguntas se responden con evidencia, la autoevaluación deja de ser un trámite: se convierte en un instrumento de inteligencia operativa y de gobierno corporativo.

 

III. Claves para una autoevaluación que agregue valor

Una autoevaluación sólida no se improvisa. Requiere estructura, criterio y visión estratégica.

Desde una perspectiva práctica, las mejores prácticas del mercado apuntan a cinco pilares:

1. Enfoque metodológico

Adoptar un marco de análisis estructurado, cuantificable y replicable. La metodología debe reflejar la realidad del negocio, no plantillas genéricas.

2. Trazabilidad y evidencia

Cada conclusión debe sustentarse en datos y documentación verificable. La coherencia entre la evaluación y las medidas de mitigación es lo primero que observa el regulador, y también lo que da credibilidad interna al área de cumplimiento.

3. Involucramiento del management

La autoevaluación debe ser validada, discutida y aprobada por el órgano de administración. No es un producto del oficial de cumplimiento: es una herramienta del negocio para entender su exposición.

4. Visión dinámica

Los riesgos cambian. La autoevaluación debe actualizarse ante variaciones en productos, canales o segmentos de clientes. La clave está en monitoreo continuo y capacidad de reacción.

5. Uso estratégico

El verdadero diferencial está en usar los resultados para redefinir políticas, ajustar tolerancias y reasignar recursos. Es decir, pasar del diagnóstico a la acción.

 

IV. La autoevaluación como ventaja competitiva

En un entorno donde los estándares regulatorios son cada vez más exigentes, una organización que conoce de forma acabada y gestiona sus riesgos, no sólo reduce su exposición a sanciones, sino que fortalece su reputación ante el mercado, los inversores y los reguladores.

Además, permite construir un compliance inteligente y eficiente: se asignan esfuerzos donde el riesgo es real y no donde "parece cumplir". Esto optimiza recursos y mejora la capacidad de respuesta frente a incidentes.

La autoevaluación también genera valor reputacional: demuestra madurez institucional, compromiso de la alta dirección y un enfoque preventivo, proactivo y medible.

 

V. Conclusión: del cumplimiento al liderazgo

La autoevaluación es, hoy, el punto de encuentro entre el compliance técnico y la gestión estratégica del riesgo.

Las organizaciones que la abordan con una lógica de cumplimiento defensivo pierden una oportunidad: la de convertir la obligación en una herramienta de liderazgo institucional.

En definitiva, una buena autoevaluación no sólo cumple con la UIF; fortalece la gobernanza, la integridad y la sostenibilidad de la organización. Y en un mercado donde la confianza es el principal activo, esa diferencia es la que define quién está preparado para lo que viene.
 

Jorge Paternó y Daniela Keller
Compliance Solutions Partners S.R.L.

www.cspartners.com.ar